¿Cómo gestionar los celos entre hermanos?
Los celos son normales y forman parte de la vida. Yo he sentido celos alguna vez y estoy segura de que tú también. Tus hijas e hijos no son una excepción. Que sientan celos en un momento dado no es malo en sí mismo. Es humano.
Ahora bien, ¿qué significan los celos? Muchas veces decimos que un niño tiene celos para denominar una serie de comportamientos disruptivos relacionados con la llegada de un bebé a la familia o con la competencia entre hermanos.
A veces también decimos que sienten celos cuando lo que realmente tienen es envidia, pero es importante recordar que no son lo mismo. Los celos aparecen cuando crees perder algo que tenías. La envidia, cuando quieres poseer algo que no crees tener.
En el caso concreto de las niñas y niños, los celos son su mecanismo de defensa natural cuando creen estar ante el peligro de dejar de recibir nuestro cariño y cuidados. Cuando un niño cree estar en esa situación sus alarmas se disparan porque necesita proteger sus vínculos de apego a toda costa. Es de vital importancia para él. Es puro instinto de supervivencia. Da igual que en realidad ese apego no esté en peligro porque él no lo sabe. La realidad no importa. Importa su percepción.
De hecho una niña o un niño pequeños ni siquiera saben que eso que les pasa son celos. Solo se sienten amenazados por ese otro hermano y canalizan ese sentimiento a través de comportamientos que a los adultos nos llaman mucho la atención (y nos ocasionan más de un quebradero de cabeza).
Para gestionar esos celos no nos podemos quedar en la superficie, en intentar que dejen de portarse mal. Nos toca bucear y trabajar en las percepciones y emociones que realmente están bajo su conducta.
Celos cuando llega una hermanita/o
Este es el ejemplo típico. Una niña que nunca habían tenido que competir por la atención y el amor de sus padres y, de repente, bam. Aparece por casa un competidor pequeñito y llorón. Es normal que la mayor se sienta amenazada y lo demuestre de diferentes maneras:
Teniendo regresiones. Observa que el competidor usa pañal, le dan de comer, llora y consigue todo lo que quiere… y a nivel subconsciente piensa “si yo hago lo mismo, me volverán a querer como antes”. Es el momento en el que niñas y niños que ya controlaban esfínteres vuelven a tener escapes, retos que antes superaban solos ya no parecen capaces de sortearlos sin nuestra ayuda, etc.
Atacando al enemigo. Observan que antes de que el bebé nuevo entrara en casa, se sentían mejor y creen que si el nuevo miembro de la familia sale por la puerta todo volverá a ser como antes. Algunos niños simplemente preguntan cuándo narices se va a marchar la hermanita/o y otros pueden llegar incluso a agredir al bebé. No lo tomemos como si quisieran herir al pequeño (recordemos que un niño menor de 5 años no suele ser capaz de sentir empatía), sino como una manera de intentar sentirse mejor ellos. En esos casos hay que vigilar para prevenir cualquier ataque, pero sin juzgar. El mayor ya se siente bastante mal como para que encima le hagamos sentir peor.
Como madre de dos me preocupaba mucho cómo iba a reaccionar mi hijo mayor cuando llegara la pequeña. Pensaba que la etapa de los celos se limitaría a las primeras semanas. Error número uno.
A través de la experiencia he constatado algo que luego he sabido que les pasa a muchas familias: los celos se pueden agudizan a medida que el bebé hace cosas. Un bebé metido en un capazo o un fular pueden no suponer una gran amenaza. Un bebé de 8 meses gateando por toda la casa, chupando tus juguetes y haciendo babear a toda la familia con sus monerías puede hacerte sentir mucho más inseguro.
También creía que el único que sentiría celos sería el mayor. Error número dos. A medida que la pequeña crecía y era más consciente del mundo que le rodeaba, empezó a darse cuenta de que a veces era su hermano quien se llevaba toda la atención. No le gustó un pelo.
Herramientas para gestionar los celos entre hermanos
Aunque a las madres y padres nos suelen preocupar mucho los celos de los mayores cuando llega un bebé, deberíamos mentalizarnos de que los celos son un sentimiento que puede acompañar las dinámicas entre hermanos durante muchos años. Quienes tienen mellizos o gemelos lo saben desde bien desde casi el principio.
Por lo tanto, estas herramientas que os propongo no son solo válidas ante la llegada del famoso hermanito/a, sino para toda nuestra crianza:
Verbalizar y demostrar afecto. Tú sabes que les quieres y les sigues queriendo igual, pero no des por hecho que ellos también. Recuérdaselo todos los días. Díselo. Abrázalos. Cómetelos a besos.
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Tiempo en exclusiva. No siempre vas a poder dedicar toda tu atención a una sola hija o hijo, pero esos ratitos a solas os pueden cargar las pilas lo bastante a ambos como para tolerar y gestionar mejor los celos.
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Fomentar la cooperación. En el caso de los hermanos más mayores, entre ellos. Una gran forma de hacerlo es a través de juegos cooperativos. En el caso de la niña que acaba de convertirse en hermana mayor, puedes invitarla a participar en los cuidados del bebé, pero sin agobiar ni frustrarse en caso de que no le apetezca.
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Aplicar una de las máximas de la Disciplina Positiva y alentar en lugar de elogiar. Este tema da para muchísimo, pero la idea es sencilla. Cuando elogiamos a nuestras hijas e hijos todo el tiempo (muy bien cariño, te ha salido genial, pero qué lista eres por favor) corremos el riesgo de hacerles dependientes de nuestra aprobación y que crean que solo les queremos si “hacen las cosas bien” y nosotros estamos ahí para verlo y felicitarles. Cuando les alentamos (veo te has esforzado un montón, no estaba saliendo y lo has seguido intentando igualmente, estarás orgullosa de ti misma) les estamos animando a sentirse válidos por sí mismos, independientemente de nuestra aprobación.
Si una niña o un niño estaban acostumbrados a escuchar “muy bien” a cada paso que daban y de repente su madre o su padre ya no pueden hacerlo porque tienen a otro ser humano que atender, es más probable que se sientan amenazados e inseguros. Sin embargo, si no relacionan nuestro amor con nuestra aprobación constante, es más fácil que puedan sortear los celos por sí mismos.
- Contarles historias en las que se vean reflejados. Hay un montón de cuentos infantiles que tratan el tema de los celos, pero también podemos crear nuestras propias narrativas en casa. El objetivo es que se sientan acompañados en sus sentimientos y poco a poco aprendan a ponerles palabra y transitarlos con la naturalidad que merecen.
Para el caso de la llegada de un bebé a la familia, en Disciplina Positiva es muy famosa una actividad con velas y que explica de forma muy visual cómo el amor (el fuego) no se apaga con la llegada de una hermanita/o (una vela nueva), sino que el amor puede prender tantas velas como hagan falta, multiplicándose siempre en vez de desaparecer o hacerse más pequeño. Muchas compañeras han grabado vídeos que podéis encontrar fácilmente en YouTube como este:
Igual que para el caso de las peleas, aplicar estas herramientas no va a impedir que nuestras hijas e hijos sientan celos. Sentir celos es normal y no es nuestra función como madres o padres evitarlos a toda costa. Lo que sí podemos hacer es tener presente que los ataques de celos en realidad son un sentimiento: esa niña o ese niño celosos creen que ya no les queremos como antes o que no les queremos tanto como a su hermana/o. En nuestra mano está esforzarnos por demostrarles que no es así.